sábado, 13 de junio de 2009

No sorprende: son lo mismo


Néstor sufre la necesidad de diferenciarse de los 90, y despotrica en público contra Menem y sus prácticas.

Pero esa necesidad parte de su introspección: el sabe que, en el fondo, son de la misma esencia. Y de ahí nace, en consecuencia, su necesidad de decirse y mostrarse (en público) diferente.

A Menem y a Néstor lo une el "ser político": en la arena política, rigen los resultados. Es lo único que importa. Ciertos detalles, formas, se dejan de lado cuando el foco está realmente en el fin último. Esa visión maquiavélica es compartida por Néstor y Menem: los une la forma de ver la política.

Para un logro, un hecho, un fin, todo vale. Es así como no se preocupan por inconsistencias o incoherencias en sus programas de gobierno. Como ejemplo, vale su política sobre recursos mineros del país: en los 90s, apoyó sin miramientos a la privatización de YPF, conviertiéndose incluso en el mayor sosten de la privatización de Menem. Ahora, en su propio gobierno, públicamente despotrica contra esa privatización que el mismo apoyó, acusando a Menem de entregar los recursos no renovables del país a intereses del extranjero. Pero al mismo tiempo no tiene pudor en impulsar un veto presidencial (vía CFK) de la Ley de Glaciares, permitiendo así el emplazamiento de la minera Pascua Lama, de la canadiense Barrick Gold, en San Juan.

No me sorprendería que Nestor cerrara campaña en lo de Tinelli. Pero no me sorprendería nada.

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